Resumen: El cultivo del tomate en Canarias se ha desarrollado aprovechando las posibilidades insulares para obtener una producción de invierno inexistente en los mercados receptores. La falta de competencia de otros centros productores permitió el mantenimiento de una actividad que contabilizaba altos costes derivados de las peculiares condiciones del Archipiélago. En el momento en que surgen otras zonas productoras, la producción isleña ve cuestionada su pervivencia, por lo que las coyunturas de mercado adquieren una importancia esencial. La obtención de unas mejores condiciones de acceso al mercado comunitario que sus principales competidores ha sido siempre el principal objetivo de los productores canarios. Antes de la plena integración en 1991, Canarias no se ve beneficiada con una situación preferente debido a las concesiones más generosas que le son otorgadas a Marruecos y a los productores del sureste peninsular con el Acta de Adhesión. de 1986. Pero luego, cuando Canarias renegocia su situación con respecto a la Unión Europea, no conseguirá que se respete su preferencia en los mercados del tomate como socio de pleno derecho ya que esta pretensión está supeditada a múltiples factores de política exterior. En este panorama, los productores canarios centran sus esperanzas de supervivencia en la reducción de los costes y en la mejora de la calidad.