Resumen: El autor define la empresa agrícola como una entidad productora de categoría superior a la de cualquiera de los elementos que la integran: tierra, trabajo y capital, y alude a sus distintas funciones: administrativa, financiera, técnica, comercial, de seguridad social y contable. Analiza más tarde las distintas ventajas e inconvenientes de los dos grandes tipos de empresa: gran empresa agrícola y pequeña empresa, o empresa familiar, para terminar por la cooperativa, como tercera forma de empresa agrícola. Considera como condiciones indispensables para llegar a una solución empresarial la estructura territorial idónea, los sistemas de financiación y la formación del personal, cada una de las cuales analiza por separado. El autor termina afirmando que para elevar el nivel de vida de muchos millones de españoles es preciso colocar a cada persona en su puesto de trabajo y producir como los mejores. Actuando cada uno en función de las premisas establecidas no sólo se facilitará, sino que se impulsará la acción del Estado, ya que en lo que se refiere concretamente a la agricultura, y recogiendo una acertada frase de Gómez Ayau, «son los agricultores los que han de transformar la agricultura, no el Estado».