Resumen: El proceso de formación y desarrollo de un movimiento campesino en Asturias a partir de la mitad de los años sesenta se presenta como la expresión de una triple determinación: las transformaciones estructurales de la agricultura regional, la transición política de la dictadura a la democracia parlamentaria y el desencadenamiento de (a crisis económica a partir de 1975. La modernización reciente y la especialización rápida en la monoproducción lechera de miles de pequeñas explotaciones unido al subequipamiento del campo, crean las condiciones de una confrontación permanente entre el campesinado, los monopolios que dominan el mercado y el Estado. A comienzos de los años setenta, cuando el aparato franquista de control del campesinado entra en crisis, siendo cada vez más incapaz de canalizar y desviar las luchas campesinas, surgen grupos clandestinos de oposición impulsados por campesinos dentro y fuera del aparato vertical, e «intelectuales» progresistas. Este movimiento unificado y coordinado por las Juventudes Católicas, está en los orígenes de la Unión de Campesinos Asturianos, sindicato progresista que logra desde su creación afirmar su autonomía y su protagonismo como portavoz de las reivindicaciones de los campesinos. Su fuerza reposa esencialmente sobre los campesinos más jóvenes, integrados y modernizados, y por ello más directamente confrontados con la política estatal. Las fuerzas de la derecha pierden la iniciativa histórica en la coyuntura de la transición, pero logran conservar una amplia influencia apoyándose en tres pilares fundamentales: las Cámaras Agrarias, instituciones corporales islas; el S.A.D.A., sindicato continuista; y la Central Lechera Asturiana, aparato de hegemonía económico-ideología. Pero el sindicalismo progresista encuentra una gran dificultad para definir una estrategia de defensa de su base sindical. En efecto la crisis económica renueva profundamente las bases fundamentales de la cuestión agraria. ..