Resumen: La intervención del Estado en la economía es un hecho evidente en las sociedades capitalistas avanzadas. Las crecientes funciones asumidas por el Estado en su papel regulador ha exigido la participación más o menos institucionalizada de los grupos de intereses económicos en el proceso de formulación y aplicación de las diversas políticas estatales, dando lugar a lo que ha venido en llamarse la «concentración social». La efectividad de esas prácticas de concertación entre el gobierno y los diversos grupos de intereses implicados depende, en gran medida, de la existencia de interlocutores idóneos en representación de cada sector. En cada sector de actividad, las relaciones entre el Estado y los grupos de intereses organizados adquieren una dinámica peculiar que ha de ser explicada en base a diversos tipos de variables: unas, relacionadas con las peculiaridades de la actividad productiva en cada sector, y otras, relacionadas con el proceso de articulación de intereses de los diversos grupos componentes de su estructura social. En las líneas que siguen se tratará el tema de las relaciones entre el Estado y la agricultura en las sociedades capitalistas avanzadas, centrando la atención en el proceso de articulación de intereses que tiene lugar en el medio rural. Se pretende con ello aportar algunas ideas explicativas sobre las dificultades que encuentra la sociedad rural para crear interlocutores idóneos en representación de sus diversos grupos de intereses, planteando serios problemas para la efectividad de una política agraria concertada.