Resumen: El gran problema de la agricultura actual no cabe duda que es el de la pobreza rural, el del bajo nivel de vida de los agricultores. El gran objetivo debe ser el de que no continúe desfasándose el nivel de renta del campesino del correspondiente a los restantes sectores económicos. Instrumento importantísimo para conseguir este objetivo lo constituye la política de precios. La creación del FORPPA, en 1968, tuvo como consecuencia la coordinación de una política de precios que se encontraba fraccionada y diseminada en la actuación de una serie de organismos provistos de excesiva autonomía. Las actuaciones del Fondo se han dirigido a incrementar la renta de los agricultores dentro de determinados niveles productivos que permitan ajustar la oferta a la demanda. La diferenciación entre estructuras productivas motiva rentas diferenciales de garantía. De ahí la necesidad de considerar la conveniencia de regionalizar, si ello es posible, los precios o, al menos, las subvenciones. Es, pues, imprescindible la armonización y coordinación de los distintos medios bajo una unidad de programa, si se desea realmente incidir en una elevación de la renta de los agricultores.