Resumen: La experiencia de las dos últimas décadas muestra que la investigación en economía agraria puede aportar una notable contribución al desarrollo. Es una conclusión a la que se ha llegado de una forma progresiva y para establecerla ha sido necesaria una importante evolución de la demanda de trabajos sobre economía. Incluso en los países en que se ha superado esta etapa, continúan las dificultades y los tanteos. La segunda enseñanza de esta experiencia es que sólo la creación de una investigación realmente autónoma permitirá la obtención de avances científicos hoy indispensables. Para alcanzar esta nueva etapa quedan por superar algunos obstáculos. Conseguirlo pasa, en opinión del autor, por una investigación aún más centrada en las realidades nacionales y que participe directamente en el apoyo a una formación inicial de los investigadores que esté mejor adaptada a ellas.