La alimentación animal ha experimentado en las últimas décadas, un gran desarrollo tanto en España como en el resto de Europa. Este desarrollo ha ido en paralelo a la demanda de alimentos y, por consiguiente, al crecimiento del sector ganadero, especialmente en lo que a ganadería intensiva se refiere, lo que ha producido un incremento en la demanda y la producción de piensos.
España se ha consolidado como primer productor de piensos compuestos de la UE. Su producción anual se situó en 2023 en torno a los 38,2 millones de toneladas, según los datos recogidos por el MAPA procedentes de las declaraciones de los operadores de piensos, incluidos los que fabrican para autoconsumo, a la autoridad de control de las comunidades autónomas.
Desde el punto de vista económico, la alimentación de los animales productores de alimentos constituye el principal coste de producción de las explotaciones ganaderas. Por este motivo, es necesario ampliar el conocimiento sobre las necesidades nutritivas de los animales en sus distintos periodos productivos y desarrollar raciones alimenticias que permitan optimizar la producción en el marco de la sanidad animal, la seguridad alimentaria y el respeto al medioambiente.
Hay que destacar que la alimentación animal constituye el primer eslabón de la cadena alimentaria. Es imprescindible, por tanto, el uso de piensos sanos y seguros como uno de los pilares de la sanidad animal y la seguridad alimentaria. Esta premisa tiene como consecuencia la revisión continuada de la normativa de piensos en la que se incluye el registro de los establecimientos del sector, esencial para asegurar la trazabilidad de los productos obtenidos.
En el año 2004 se creó la aplicación SILUM (Sistema Informático de registro de establecimientos en la alimentación animal) con el principal objetivo de facilitar la gestión global de la alimentación animal entre los distintos eslabones que componen este sector, desde la Administración Pública hasta los ganaderos y la industria.