El curso del río La Muga guía el Camino Natural a través de distintos espacios naturales de la provincia de Girona, desde el mar Mediterráneo hasta la comarca de l’Alt Empordà, siguiendo una ruta que nos acerca a la vida de dicha comarca y su estrecha vinculación con el río, en un territorio fronterizo donde se unen cultura y biodiversidad.
El Camino Natural de La Muga sigue el curso del río La Muga y conecta diferentes espacios naturales de Girona, como el Espacio de Interés Natural (EIN) de l’Alta Garrotxa, el EIN de les Salines, el EIN Penyasegats de La Muga y el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, descubriendo a su paso los distintos hábitats asociados al río, desde el bosque de ribera hasta las llanuras aluviales, uniendo de esta forma los Pirineos con el mar Mediterráneo.
A lo largo de aproximadamente 40 km, el Camino Natural pasa por los términos municipales de Castelló d’Empúries, Peralada, Cabanes, Pont de Molins, Boadella i les Escaules, Terrades y Sant Llorenç de la Muga por una ruta que permite practicar actividades como la pesca, el cicloturismo y el senderismo.
El paisaje de la comarca por donde circula La Muga está estrechamente relacionado con el río. En su curso se han ubicado molinos de harina, pozos de hielo, regadíos y huertas, toda una cultura tradicional y agraria que, evidentemente, vincula el paisaje y el territorio con la zona de paso y frontera que es el Alt Empordà.
Además, el Camino Natural de La Muga conecta con otros circuitos, como la red de senderos Itinerànnia, el GR-11, el GR-2, el GR-92, las rutas de bicicleta de montaña (BTT) del centro de la zona Salines- Bassegoda y el Camino de Santiago.
El Camino se inicia en Empuriabrava, en la playa que se encuentra junto al edificio denominado “La Colmena”. Se puede apreciar la desembocadura del río Muga y todo el golfo de Roses. En el horizonte, el observador podrá reconocer el paisaje agreste del Cabo de Creus, paraje de gran interés paisajístico y cultural. Durante los primeros tres kilómetros de recorrido, el caminante puede disfrutar del Parque Natural de Els Aiguamolls de L’Empordà, unas marismas naturales que cobijan a una gran variedad de especies de aves.
En este primer tramo, el Camino presenta un acabado en asfalto rojo, muy apreciado por los ciclistas urbanos. Después de cinco kilómetros de marcha sosegada, se llega a la población de Castelló d’Empúries, en cuyas calles y plazas reconocemos el paso de la historia de los últimos 600 años. Es recomendable visitar la antigua muralla y la puerta de la Gallarda, así como la catedral y el ecomuseo La Farinera. Saliendo del pueblo hacia Vilanova de la Muga, se enuentra el enlace con el Camino Natural, con carteles informativos nos indican nuestra posición y el recorrido.
Se inicia un paseo llano que transcurre entre campos de cultivo hasta llegar a Vilanova. Siguiendo la carretera que viene del pueblo, hacia la izquierda, se cruza el río Muga por un vado de hormigón que en época de inundaciones (primavera y otoño), suele ser intransitable. Una vez cruzado el río, se continúa por la carretera hacia la derecha, por el margen derecho del río. A unos 500 m, el Camino deja la carretera siguiendo el río y adentrándose una vez más entre campos de cultivo y frutales. Si el día es soleado y claro, mientras se avanza por los campos de cereal, se puede apreciar, al fondo, la montaña del Canigó, primera gran cumbre del Pirineo, si bien se encuentra estrictamente en territorio francés.
Pasadas unas granjas, el Camino pasa por debajo de la línea de ferrocarril de Figueras a Porbou y de la carretera que hace el mismo recorrido. A unos 200 m se encuentra una zona de descanso, en el municipio de Peralada, cuya villa es conocida por la celebración de un festival de música en el castillo de la ciudad y la producción de vinos y cavas. Aunque queda algo separado del trazado del Camino, merece la pena acercarse a Peralada y pasear por sus calles. Continuando el recorrido por la mota del río, entre cañaverales, se cruza de nuevo la carretera que conecta Peralada con Vilabertrán y Figueres, por debajo de un puente.
A unos 500 m, el Camino transcurre por una zona de bosque de ribera. Se trata de una zona donde, con suerte, se puede observar algún ejemplar de nutria (Lutra lutra). En este punto habrá que extremar la precaución al cruzar el río por el puente de la carretera de Cabanes a Vilabertrán y Figueres para proseguir el Camino por el margen izquierdo del río. Se continuará el curso aguas arriba hacia las montañas.
A la altura donde el río se une con una canalización de riego, se comienza a divisar el monasterio de Sant Feliu de Cadins, actualmente utilizado como pajar en la masía de Sant Feliu.
Siguiendo río arriba y después de pasar un par de bifurcaciones, indicadas con la señalización del Camino, se pasa por debajo de la autopista AP-7 que conecta con Francia.
El Camino se ensancha considerablemente porque es zona de paso de camiones que transportan material de una cantera próxima. A unos dos kilómetros se gira a la izquierda para retomar el río y llegar a Pont de Molins. Unas escaleras de madera permiten acceder a la villa.
Cruzando el río por el puente de la carretera, se retoma a mano derecha el Camino desde donde se divisa a lo lejos el viaducto del tren AVE. Antes de pasar por debajo de la inmensa infraestructura, se encuentra un cartel informativo y los primeros y mejor conservados hornos de cal del recorrido. A unos dos kilómetros, el Camino se desvía hacia la derecha convirtiéndose en una senda de gran encanto, donde se pueden observar desde encinas (Quercus ilex) a frondosos bosques de galería. Se hace evidente un cambio en el paisaje, en transición hacia la montaña.
Según se avanza se llega a un pequeño zigzagueo del camino hasta encontrar una pasarela sobre el río que conduce hacia un antiguo molino de harina, muy abundantes en todo este tramo del recorrido. En este punto se aconseja descansar y contemplar el agua del río cayendo en pequeñas cascadas. Siguiendo el trazado, el Camino cruza la carretera de Boadella y durante tres kilómetros atraviesa el bosque de ribera, y varias fincas con olivos, vid y huertos. Al fondo se puede divisar el barrio de Les Escaules, resaltando la torre medieval y un salto de agua, que en época de lluvias se convierte en un magnífico espectáculo.
Muy cerca del salto, llamado La Caula, se encuentra el pou de glaç (pozo de hielo) mejor conservado de toda la zona. En estos agujeros, generalmente practicados en la roca, se formaba y conservaba el hielo que luego se utilizaba en las casas o se vendía en la ciudad.
Prosigue la ruta río arriba pasando por una pequeña presa y el molino de Las Pulgas, antiguo molino de harina, actualmente propiedad privada. Siguiendo el canal del molino, el Camino pasa por una pasarela de hormigón y una vez descendida una escalera de acero, continúa entre los chopos y alisos hasta la toma de agua del molino. Transcurridos dos kilómetros, se llega a Boadella d’Empordà, una localidad pequeña pero muy agradable para pasear, descansar o comer.
El Camino pasa al lado de las escuelas y el ayuntamiento y se dirige, cuesta arriba, buscando la carretera de Terrades. Cruzando esta carretera el Camino baja a buscar de nuevo el río. Un antiguo empedrado recuerda que este camino ya lo anduvieron otros mucho tiempo atrás. Cruzando el río por el antiguo puente de piedra y se divisa una zona de descanso entre platanos (Platanus hispanica). El Camino se aleja del río buscando la carretera de la presa del pantano de Boadella. Siguiendo la carretera de la presa a unos dos kilómetros, se encara la subida hacia el mirador de la presa.
A partir de este punto y durante unos cinco kilómetros, la dificultad del Camino aumenta considerablemente, si bien el paisaje y el entorno merecen este pequeño esfuerzo. En lo alto de un montículo, se divisa la ermita de santa Magdalena de Terrades. Los madroños (Arbutus unedo) y brezos (Erica sp.) delatan la importancia del bosque mediterráneo en toda esta zona. Durante la marcha, se puede apreciar el embalse y, sobresaliendo del agua en época de estiaje, los restos de antiguas edificaciones. Después de una bajada por una rampa hormigonada, se accede a la cabecera del embalse y una vez que el valle se ensancha, divisándose la localidad de Sant Llorenç de la Muga, final del trayecto.
El nombre Muga significa frontera: frontera entre dos estados, frontera entre dos condados y frontera entre dos regiones. El río nace bajo el llano de La Muga (1.186 m de altitud) y, desde el Hostal de La Muga, ejerce durante unos 5,5 km de límite fronterizo franco-español. La Muga entra en el Empordà por el municipio de Albanyà y recibe las aguas de lluvia principalmente del Roc de Frausa, la Sierra de Les Salines y la Sierra de l’Albera, en los Pirineos Orientales. En su primer tramo se convierte en un lugar idóneo para practicar la pesca fluvial en algunas de sus múltiples gargantas.
Cerca de Darnius se encuentra el pantano de Boadella. La presa fue construida en 1969 y tiene 60 m de altura desde el lecho del pantano. Embalsa 62 hm³ de agua que riegan 10.000 ha de la llanura fértil del Empordà. Antes de la construcción del pantano, la llanura empordanesa se inundaba a menudo. Estas avenidas se conocían con el nombre de “mugades”.
La Muga tiene diversos afluentes. Cerca de Peralada recibe el Llobregat d’Empordà (e indirectamente el Orlina), que aumenta su caudal; y después de Vilanova de la Muga, el río Manol. Desemboca en el golfo de Roses, después de 58 km de recorrido, en el término municipal de Castelló d’Empúries, y hace de frontera natural entre Els Aiguamolls de l’Empordà y Empuriabrava. El tramo final del río está totalmente canalizado.
En la Edad Media se desvió el curso de La Muga con objeto de desecar los estanques de Castelló d’Empúries, Pau y Palau-saverdera, haciendo desembocar el río en el actual grau de La Muga, entre Empuriabrava y Els Aiguamolls de l’Empordà. Más al norte, aún se puede observar el antiguo cauce del río, nombrado río Grau, al sur de Santa Margarida, en Roses.
L’Alta Garrotxa es un espacio natural relativamente aislado con una gran riqueza biológica que lo convierte en el espacio más importante del Pre-Pirineo oriental, hasta el punto de haber sido declarado Espacio de Interés Natural, y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Zona Especial de Conservación (ZEC) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) dentro de la Red Natura 2000.
El relieve del paisaje es abrupto, con profundos valles rodeados de riscos y paredes rocosas, lo que da nombre al paraje (garrotxes, tierras ásperas). La cubierta forestal está dominada por encinares (Quercus ilex) y robledales (Quercus robur). Además, este amplio territorio (32.865 ha) cuenta con un importante patrimonio cultural, entre yacimientos, masías, ermitas y aldeas.