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El agua es un elemento esencial para el desarrollo, el crecimiento económico y el bienestar social. Por ello es prioritario para el Ministerio la disponibilidad de los recursos hídricos en los procesos de creación de riqueza y empleo, entre los que se encuentra la agricultura de regadío, cualquiera que sea la coyuntura climática, además de la garantía de suministro en cantidad y calidad adecuadas para el consumo urbano.
Aunque España reúne condiciones favorables para el desarrollo de la agricultura, debe afrontar una limitación importante, la falta de agua. La estacionalidad de las precipitaciones y su falta de coincidencia con las necesidades de los cultivos, las sequías recurrentes y la escasez estructural de agua en algunas zonas son factores a tener muy en cuenta en la gestión del agua para el regadío. Ello, unido a la necesidad de cumplir con las normas emanadas de la UE en cuanto a inclusión de criterios ecológicos y medioambientales en las políticas agraria y de desarrollo rural y en definitiva al cambio de sensibilidad colectivo ante la conservación del medio ambiente y el paisaje, a condicionantes como el cambio climático, la evolución de los mercados y el mantenimiento de la seguridad alimentaria, hace imprescindible el desarrollo de una agricultura de regadío sostenible que tenga en cuenta criterios sociales, ambientales y económicos.
La Dirección General del Agua del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, a través de la Subdirección de Regadíos y Economía del Agua tiene encomendadas funciones de: