La Calzada Vieja, un camino empedrado en parte de su recorrido, une estas dos poblaciones, en lo que puede considerarse un pequeño paseo por los Arribes, al contar con poco más de 2 kilómetros de longitud. Almendros, majuelos, frutales y viñas acompañan el recorrido. Si se desea continuar caminando se puede realizar la siguiente etapa, posiblemente una de las más espectaculares de todos los Arribes del Duero.
La etapa de la Senda del Duero tiene comienzo en el barrio de San Roque de la localidad de Masueco. Saliendo por la carretera que conduce a Aldeadávila de la Ribera el recorrido toma el primer camino que se encuentra por la izquierda, que discurre paralelo a la carretera.
Antes de partir de Masueco merece la pena acercarse hasta la iglesia de San Nicolás de Bari, que posee una de las torres más bellas de la comarca, originariamente perteneciente a un antiguo castillo. De estilo gótico isabelino es una de las más antiguas de la comarca, destacando las características bolas de este estilo arquitectónico, símbolo de la pertenecía al camino de Santiago.
Al iniciar, el itinerario asciende por un firme empedrado, es la llamada Calzada Vieja. Poco después éste desaparece, continuando como camino ancho en un terreno llano y despejado, jalonado de almendros (Prunus dulcis), majuelos (Rosa sp.), frutales y viñas, desde donde se puede adivinar las hendiduras creadas por los cursos fluviales del río Uces y del río Duero.
Rápidamente se llega a la pedanía de Corporario, donde se puede hacer una parada de descanso en un área con mesas y bancos de piedra acondicionada para ello.
Después de atravesar esta pequeña población el sendero conduce hasta la carretera SA-314, donde gira a la izquierda para acometer por ella los últimos 200 metros del recorrido y entrar en la localidad de Aldeadávila de la Ribera, donde termina la etapa. A la entrada del pueblo existe un monumento a los cabreros, una de las señas de identidad de la comarca.
Aldeadávila de la Ribera es conocida como “el corazón de los Arribes” desde las visitas que realizó Miguel de Unamuno a la comarca. Entre los elementos de interés de la localidad destaca su entramado de calles, con construcciones de arquitectura popular y casas blasonadas, como el Palacio de Don Jerónimo Manuel Caballero, de estilo neoclásico, que posee un gran escudo de armas en la fachada.
Asimismo merece una visita la Torre de Aldeadávila, fundada como alcázar militar en el siglo XIII, que conserva de la construcción original una puerta románica en la cara norte, muros de más de dos metros de anchura y cuatro recios contrafuertes dobles. En el siglo XV fue ampliamente reformada y en el siglo XVI se unió con la iglesia parroquial de San Salvador, iniciada como convento de la fortaleza.
Durante años muchas familias de los Arribes subsistieron gracias al contrabando, aprovechando la cercanía de las tierras portuguesas.
Esta actividad fue ejercida por personas que, debido a la penuria económica, se arriesgaban en su práctica, pese a los castigos impuestos a los individuos que eran descubiertas por los agentes de la autoridad. Las mercancías de trueque eran las básicas para la subsistencia. Se trataba de productos que escaseaban en una zona y que en la otra había excedencias suficientes para el mercadeo, o sencillamente se renunciaba a ellas por fuerza mayor.
La época de mayor actividad transcurrió en las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo XX, y finalizó en 1965, después de la inauguración de la presa de Aldeadávila.