El Camino Natural Vía Verde del Carrilet II atraviesa las comarcas del Gironès y del Baix Empordà, descendiendo suavemente por donde circulara el tren de vía estrecha, conocido popularmente como el “Feliuet”, que unió Gerona con Sant Feliu de Guíxols hasta su clausura a finales de la década de los sesenta.
La ruta, con una longitud de 40,9 km, se inicia en Gerona a una altitud de 70 m, asciende levemente hasta los 130 m de Cassà la Selva y continúa hasta llegar al mar Mediterráneo.
El Camino da comienzo en el Parque de la Devesa, punto de unión con la ruta del Carrilet I, atraviesa el casco urbano de Gerona e invita a recorrer los puntos más atractivos de esta ciudad. Desde la Plaza de la Independencia se continúa por la comercial calle de Santa Clara hasta cruzar el puente de piedra que, girando a la derecha, conduce al Puente del Rey, pasando cerca de la Plaza de Cataluña.
Siguiendo el carril bici se abandona la población de Gerona, para tomar un camino, paralelo a la carretera de Sant Feliu, que baja a la izquierda junto al río Onyar y pasa por debajo de la carretera hasta alcanzar las casas de Creueta, donde una fuente de agua potable invita a hacer un alto en el camino.
A continuación, la vía discurre entre barreras de carrizo (Phragmites australis) donde es posible descubrir la avifauna local. Más adelante, se deja una masía a la derecha y, tras un breve tramo asfaltado, se pasa bajo un puente, evitando tomar la desviación a la izquierda. Pronto se divisa un puente de hierro y a partir de este punto se disfruta de un paisaje rural hasta alcanzar el carril bici de la población de Quart.
Desde aquí, el Camino conduce a la antigua estación de Llambilles donde se encuentra una reproducción del viejo “Feliuet”. La vía se transforma en una calle más del pueblo hasta que en las afueras recupera su fisonomía de camino sumergido entre fértiles tierras de labor.
El trayecto se adentra ahora en un bosque mixto de encinas (Quercus ilex) y robles (Quercus sp.) que se alterna con parcelas dedicadas al cultivo cerealista, hasta que al llegar a una intersección ante una finca con frutales gira hacia la izquierda. Más adelante aparecen las primeras señales del carril bici que atraviesa el polígono industrial de Cassà de la Selva. A partir de aquí, se recomienda mucha precaución pues el tramo cruza la carretera y discurre paralelo a la circulación de vehículos.
Al llegar a una rotonda, próxima al cementerio de Cassà de la Selva, se toma la salida de la izquierda, que conduce a la antigua estación de este municipio donde llama la atención un edificio modernista, sede actual del ayuntamiento. Dejando atrás la localidad, se continúa por un entorno agrícola con accesos a fincas privadas a ambos lados del recorrido, claramente señalizado con carteles verticales verdes. Un puente de hierro conduce a un primer esbozo de bosque mediterráneo formado por pinos piñoneros (Pinus pinea) y encinas, y se continúa superando pequeñas vaguadas por sucesivos puentes hasta alcanzar una vista panorámica de la localidad de Llagostera, punto medio de la ruta, de la que emerge la figura del campanario de la iglesia de Sant Feliu.
Tras hacer un descanso en la estación de Llagostera, un paseo de moreras (Morus sp.) conduce fuera de la localidad y pasa por debajo de la carretera C-65, para continuar en paralelo a ésta. Aquí el paisaje cambia bajo la influencia del hombre pues la vegetación original se ha visto alterada por una plantación de eucaliptos (Eucalyptus sp.) para la obtención de pasta de papel, cultivo que, sin embargo, no ha erradicado la explotación tradicional de alcornoques (Quercus suber) en la zona para la producción de corcho, base de la economía de esta localidad.
Tras superar varios cruces perfectamente señalizados y un par de pasos inferiores de la carretera, se alcanza una bifurcación donde se localizan las ruinas de la antigua caseta de un paso a nivel del ferrocarril. Este tramo del Camino atraviesa el espacio natural de Les Gavarres y cruza dos puentes de hierro, entre alcornoques, pinos y encinas, hasta llegar al apeadero de Bell-Lloch-Font Picant.
Desde este punto, sólo distan tres kilómetros hasta llegar a Santa Cristina d’Aro, primer pueblo costero de la comarca del Baix Empordà. Pasando por la Oficina de Turismo, en otro tiempo estación del ferrocarril, la ruta atraviesa dos puentes y surca las tierras de cultivo regadas por las aguas del río Ridaura para alcanzar el carril-bici de Castell d’Aro, acercándose a su antigua estación, alrededor de la cual circula una réplica del tren en miniatura.
En este punto, la señalización dirige al viajero por un paseo de plátanos de sombra (Platanus hispanica), hasta que el firme se convierte en asfalto. El Camino se prolonga por un puente y el túnel que pasa por debajo de la carretera. Entre alcornoques y pinos piñoneros, auténticos representantes del bosque mediterráneo, se descubre un helipuerto al borde de la calzada.
El Camino Natural del Carrilet II continúa ahora por el término municipal de Sant Feliu de Guíxols, pasando por debajo de la transitada carretera a Platja d’Aro. En este último tramo, donde proliferan las urbanizaciones costeras, el Camino se adentra por el Carrer Via del Tren. Unas líneas amarillas marcan la continuación de la ruta que, tras superar dos rotondas siguiendo de frente, se torna en un carril bici urbano por el que hay que continuar hasta el final de la ruta, junto al puerto deportivo de la localidad.
Completo conjunto megalítico situado en el término de Santa Cristina d’Aro que, por el tipo de configuración del sepulcro, data probablemente del 2700-2000 a. C. Consta de una cámara funeraria en forma de U, cercada por un cromlech o estructura conformada por menhires graníticos colocados en círculo.
Las piezas de mayor tamaño del ajuar funerario fueron encontradas en el año 1900 cuando el propietario del terreno, Pere Cama i Casa, descubrió el dolmen. Excavaciones posteriores hallaron un gran número de huesos fragmentados, dientes, siete puntas de sílex, restos de cuchillos, trozos de cerámica y cuentas de collar.
Hoy, es uno de los monumentos más visitados de la región.
El macizo de Les Gavarres se encuentra en el extremo norte de la cordillera del litoral catalán. Su formación se produjo hace 600 millones de años, cuando las rocas que hoy lo conforman todavía se encontraban sumergidas bajo el mar.
La vegetación originaria del macizo estaba compuesta por extensos alzinares, encinares del litoral catalán, que se vieron afectados por el aprovechamiento intensivo de leña y carbón, favoreciendo su sustitución por alcornoques y plantaciones de pino.
El abandono de dichos usos se traduce hoy en la lenta recuperación de estos singulares bosques, característicos de la zona mediterránea septentrional.