En esta etapa se abandonan el pueblo de Zorita de los Canes y sus preciosas ruinas, para ir caminando junto al Tajo por caminos fluviales rodeados de cañaverales. La ruta se dirige hacia la población de Almoguera, que también dispone de un rico patrimonio histórico formado por las ruinas de un antiguo castillo.
La ruta parte de Zorita de los Canes, rodeando la base del antiguo castillo mozárabe (ver texto etapa 14), desde donde el caminante puede contemplar en todo su esplendor las maravillosas ruinas. Se ha de cruzar la carretera para seguir por el camino que se eleva hacia la colina adyacente al pueblo. En la ascensión, y echando la vista atrás, se puede disfrutar el castillo en una última panorámica en la que se muestra el contrafuerte lateral. La escena en este punto es realmente impresionante.
La etapa se aproxima a las ruinas visigodas de Recópolis donde es posible visitar el centro de interpretación. Por esta pista se retorna al paisaje de olivares (Olea europaea).
El trayecto sigue zigzagueando por la carretera desde lo alto de la colina. Comienza en este punto un espectacular tramo que discurre por la Reserva Fluvial de los Sotos del rio Tajo. Pero, además, la práctica totalidad de la etapa serpentea por el Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona Especial de Conservación (ZEC) y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Sierra de Altomira”. En esta parte de la etapa se camina a pocos metros del cauce, pudiendo observar la fauna, y en especial las aves, casi en primer plano. El camino avanza encajonado por cañaverales (Arundo donax), en cuyo entorno se localizan algunas colmenas. Para ceñirse al meandro del río la etapa abandona la carretera, que se cruza al terminar el giro en la curva, para proseguir paralela al curso de agua.
Tras varios kilómetros se llega a una encrucijada en la que al viajero se le ofrece la posibilidad de acceder al pueblo de Albalate de Zorita, siguiendo el ramal habilitado para ello. Si el caminante decide acercarse a esta localidad, lo hará por una solitaria y estrecha carretera flanqueada de olivares. Una ermita derruida, dedicada a San Juan Bautista (1611), da la bienvenida al pueblo, donde se podrá reponer fuerzas a la sombra y refrescarse en una fuente situada en la misma entrada del municipio. La longitud de esta variante es de 4,3 km.
Retornando a la traza principal, nuevamente cerca del río, el camino prosigue por el vistoso paseo fluvial para, poco a poco, ir separándose del cauce e internándose en campos de labranza. Previamente se ha de pasar a los pies de la ermita de la Santa Cruz de San Pedro, que dispone de una zona de descanso con bancos y sombra. Desde este punto elevado se observa cómo en este tramo la sombra para el descanso es escasa, por lo que conviene contar con buena provisión de agua.
El trayecto se acerca paulatinamente a un gran meandro del río que se supera por una pista que asciende por la izquierda, serpenteando, hasta un alto desde el que se goza de una impresionante vista.
Desde este punto se comienza el descenso hasta llegar al cruce donde comparten tramo la etapa 15 y 16, en un canal que sale del embalse de Almoguera. Aquí el viajero se encuentra con la carretera GU-249, que cruza el canal primero, después gira hacia la derecha y, por último, cruza por la presa de Almoguera. Este cruce debe hacerse con mucha precaución y por la acera habilitada para los transeúntes.
El paso por las inmediaciones de la carretera GU-249 es breve y, a escasos 300 m de la presa, un quiebro a la izquierda primero y a la derecha después, dirige al viajero directamente al pueblo de Almoguera. Desde lejos se pueden contemplar la iglesia del Cristo y el castillo que corona la ciudad, cuando apenas quedan tres kilómetros para finalizar la etapa.
La llegada a Almoguera es muy agradable gracias a sus fuentes y calles estrechas en las que la sombra ofrece un fresco recibimiento. Desde el mismo pueblo se puede acceder tanto a las ruinas del castillo como a la iglesia del Cristo.
Se trata de un espacio natural protegido situado en una zona donde el bosque de ribera está muy bien conservado, permitiendo que los tarajes (Tamarix spp.) sean los protagonistas indiscutibles junto a las ánades reales (Anas platyrhynchos), garzas (Ardeidae), somormujos (Podiceps cristatus) y otras hermosas aves acuáticas.
Situado en el término municipal de Zorita de los Canes, en el cerro de la Oliva, este yacimiento es la única ciudad visigoda de nueva planta conocida en Europa (Declarado Conjunto Histórico Artístico en 1946). En la Sierra de Enmedio encontramos los restos arqueológicos de la ciudad visigoda de Recópolis del siglo VI, erigida por el Rey Leovigildo para su hijo Recaredo. La ciudad tiene una muralla y un centenar de construcciones donde se han encontrado numerosas cerámicas y utensilios de la época.
Fue construida en el año 578 d.C. tras la campaña de la Oróspeda. Fue una ciudad de gran importancia en la época, incluso en ella se acuñó moneda. Destacan sus grandes dimensiones (treinta hectáreas) y su basílica paleocristiana, construida en dos fases diferenciadas, en principio una iglesia romana del siglo IV y posteriormente, una basílica coincidiendo con la transformación del antiguo núcleo hispanorromano en ciudad. Otras construcciones de interés son: murallas, acueducto, zona de viviendas, calles, etc.
Actualmente se encuentra dentro de la Red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha, poseyendo un centro de interpretación del yacimiento.