La séptima etapa del Camino Natural del Guadiana recorre los ricos humedales y turberas del río Guadiana, donde nidifican distintas especies de aves como las garzas, las gallinetas y varias especies de patos.
La etapa comienza en el área recreativa situada junto al santuario Nuestra Señora de la Encarnación, dominado siempre por las imponentes ruinas del castillo de Calatrava La Vieja. En los alrededores de la ermita hay una amplia arboleda, con casi un centenar de barbacoas. Además, el área está provista de aseos, mesas, bancos y un quiosco-bar.
Desde el área recreativa se puede visitar el castillo de Calatrava La Vieja, uno de los yacimientos medievales más importantes y mejor preservados de la Península. Fue el enclave urbano del poder califal en la región entre los siglos VIII y XV y la primera posesión templaria en Castilla.
El camino arranca por un tramo asfaltado que coincide con la ruta de Don Quijote. Girando a la derecha en el primer desvío, se toma un camino de tierra que rodea el yacimiento de Calatrava La Vieja. Se prosigue todo el camino sin desviarse hasta llegar a un puente sobre el río Guadiana, que se cruza para adentrarse entre los cultivos de cereal. A la altura de unas casas blancas denominadas “La Casa del Quinto” se debe girar hacia la izquierda, pasando por delante de ellas, y continuar hasta un cruce señalizado. En este cruce se presentan dos alternativas: coger el ramal a Malagón de 9,2 km, girando hacia la derecha, o seguir por la ruta principal hacia Peralvillo tomando el camino de la izquierda.
El ramal se inicia sobre un camino muy ancho donde, al poco de pasar la baliza de 1 km, se desvía hacia la izquierda junto a cultivos de cereal. Tras recorrer unos 400 m gira a la derecha para, en 50 m más, volver a girar, esta vez a la izquierda, bordeando unas casas en ruinas. Este camino pasa por un cruce rural tras el cual se ve una pequeña casa con una tinaja. Enseguida se llega a una intersección donde, al girar hacia la derecha, el ramal se incorpora a un camino más ancho. Continuando todo recto entre cultivos de olivos y viñedos, se alcanza un paso inferior de la carretera N-401. Caminando 300 m desde este punto el caminante llegará al núcleo de Malagón, donde finaliza el ramal de la etapa 7.
Si se prefiere seguir por el camino principal, tomando el camino a la izquierda en el cruce, se llega enseguida a una finca casi derruida por completo pero que todavía tiene uso agrícola. Tras pasar diversas zonas de cultivo de cereal se llega a una parcela donde un viejo cartel del antiguo Ministerio de Obras Públicas indica “Zona peligrosa, turberas con riesgo de autocombustión”.
Pasada la turbera se alcanza un cruce donde, girando hacia la izquierda, se encuentra rápidamente la carretera CR-211, que hay que cruzar con mucha precaución ya que los coches pasan a gran velocidad y la curva disminuye la visibilidad.
El camino continúa en paralelo al embalse de El Vicario hasta las ruinas de las casas denominadas “Colonia Nueva”, que bordea para luego continuar recto hasta las casas de ”Colonia Vieja”, también en ruinas.
Caminando entre cultivos se llega a un cruce agrícola donde se gira hacia la izquierda, para encontrar de nuevo otro cruce frente a la línea de alta velocidad a Ciudad Real. En este cruce existen dos opciones.
Una de las alternativas continúa de frente pasando bajo la línea de alta velocidad. Tras recorrer 1,3 km junto a algunos olmos (Ulmus sp.) alineados en el camino, llega a un cruce que indica la dirección hacia el descansadero de Peralvillo. Girando en el cruce a la izquierda se llega al descansadero junto a un restaurante, donde finaliza la etapa 7.
La otra opción, por donde prosigue la etapa principal da un rodeo de 4,8 km hasta Peralvillo, permitiendo visitar el Puente de Hierro sobre el embalse de El Vicario y los “Baños del Emperador”. Si se ha elegido esta opción se habrá de girar hacia la izquierda en el cruce y discurrir en paralelo a la línea de ferrocarril.
Se llega a una bifurcación donde la señalización indica la proximidad del Puente de Hierro, a unos 150 m. Tras visitarlo y contemplar la extraordinaria visión de la vaguada que conforma el río, se vuelve a esta bifurcación subiendo por el camino hasta pegarse a la línea férrea. Enseguida se desciende por una fuerte pendiente para pasar bajo los pilares de la línea de alta velocidad junto al embalse de El Vicario.
La etapa se aleja ahora del embalse para aproximarse, tras un giro a la izquierda en el primer desvío, hacia los “Baños del Emperador”. El recorrido bordea los Baños y se dirige hacia la carretera CN-401, desviándose a la derecha sin cruzarla. Posteriormente se llega a una bifurcación donde se tomará el camino de la izquierda. En el siguiente cruce se prosigue de frente hasta el descansadero de la ruta de Don Quijote, dotado de bancos, sombras y un restaurante en las inmediaciones donde se puede reponer fuerzas.
La etapa 7 finaliza en Peralvillo, donde se puede dar una vuelta por el pueblo y visitar la ermita de San Marcos.
Los “Baños del Emperador” fueron originalmente construidos por los romanos como lugar donde se tomaban las aguas medicinales. Se trata de dos pequeñas piscinas de piedra, en las que sorprende el bullir de las aguas. Estas burbujas son el gas, que no siempre aparece en la superficie de los manantiales, ya que puede haber salidas difusas en el entorno, que en su conjunto fuerzan la acumulación de CO2 en las pequeñas hondonadas. La concentración puede ser lo suficientemente alta como para producir el sofoco y muerte de animales. La vegetación también se ve afectada por esta salida puntual y masiva de gases.
Se les conoce también como “los Baños o Hervideros de Trujillo”, que es el apellido de la familia que en la segunda década del siglo XX los adquirió en estado ruinoso para volver a ponerlos en explotación, junto con la adaptación de un viejo cortijo con habitaciones para hospedarse y consultas médicas para los baños.
La antigua Qal’at Rabah islámica, es uno de los yacimientos medievales más importantes y mejor preservados de la Península. Su historia, junto al río Guadiana, transcurre entre los s. VIII y XV. Siempre con un papel primordial en la Meseta, fue el enclave urbano del poder califal en la región, la primera posesión templaria en Castilla, lugar de fundación de la primera Orden militar hispana y la ciudad más septentrional del Imperio almohade.
Conserva estructuras tan notables como un foso, todo el recinto amurallado, con torres pentagonales, “albarranas” y “corachas”, y dos puertas acodadas. En el alcázar destacan el magnífico arco triunfal de acceso, la gran sala de recepciones, el aljibe y las iglesias templaria y calatrava, y en los arrabales, los restos de una mezquita.
Forma parte, junto al yacimiento de Alarcos (en la etapa 9) del Parque arqueológico de Alarcos y Calatrava, y en la actualidad se trabaja en la musealización de su centro de interpretación.