Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la cohesión territorial se incorporó al ámbito de los objetivos políticos clave reconocidos en el TUE y en el TFUE. Se inicia ahora el tiempo de las implicaciones prácticas derivadas de este importante aporte político. ¿Cuál es el papel del territorio en el logro de los objetivos de la estrategia “Europa 2020”? ¿Qué clase de territorio europeo queremos para el futuro?
Lejos de aceptar lo “inevitable” de un desarrollo territorial desigual, es preciso llevar a cabo una política específicamente diseñada para proveer un desarrollo territorial equilibrado. Una política apoyada en, pero no reducida a, los fondos estructurales, de forma que el modelo de cohesión territorial de la UE contribuya al logro tanto de las metas establecidas en el Tratado como de las establecidas para la próxima década en la estrategia “Europa 2020”, en concreto las relacionadas con la sostenibilidad.
En la reunión informal de Ministros responsables de la ordenación territorial celebrada bajo la Presidencia Húngara del Consejo de la UE (Gödöllö, Hungría, 19 de Mayo de 2011), fue aprobada por consenso la nueva Agenda Territorial Europea 2020 (ATE 2020), que ahora deberá operar como elemento de orientación y referencia para la preparación del nuevo conjunto de políticas de la UE asociadas a la programación y perspectivas financieras 2014 -2020.
Concepto clave de la ATE 2020 es el denominado “Place-based approach”; el enfoque basado en el lugar; lo cual es coherente con el hecho de que alcanzar las metas de la estrategia “Europa 2020” implica identificar el potencial, el “capital”, los valores y las dificultades de cada territorio (regiones administrativas, pero sobre todo regiones funcionales, áreas rurales, interfaces urbano-rurales…). Esta necesidad de integrar por territorios los aspectos sociales, ambientales y económicos se acentúa al procurar su capacidad de adaptación y respuesta a los retos de globalización, cambio demográfico, cambio climático, inclusión social, degradación ambiental y sostenibilidad energética.
Y un elemento fundamental en los diagnósticos y decisiones sobre el funcionamiento del territorio es el Paisaje, en tanto que cara visible y resultado de los procesos de transformación, y vínculo entre los aspectos ambientales, económicos, socio-culturales y emocionales. El Convenio Europeo del Paisaje (CEP, hecho en Florencia, en Octubre de 2000) es el único Tratado internacional en esta materia, y entró en vigor en España el 1 de Marzo de 2008.