Resumen: La política seguida por el Ministerio de Agricultura tuvo como finalidad primordial la de aumentar la producción agrícola. Para ello trató, desde un principio, incrementar la superficie cultivada, aumentar el ritmo de transformaciones de secano en regadío y poner a disposición de los agricultores los elementos de producción necesarios. La influencia de estos factores productivos (medios de laboreo, abonos, semillas y nuevos regadíos) no pudo ser completada con el estímulo de precios. Al dejar, últimamente, en régimen de mercado libre determinados productos a los que se les garantizaba un precio remunerador, ha tenido lugar una reactivación. Las perspectivas de futuro son favorables no sólo en su conservación, sino, incluso, en que se incrementen los índices. Hay que enfrentarse con el probable problema de los excedentes de producción. La intervención del Estado es necesaria mediante una eficaz actuación sobre los precios, que serviría para orientar los cultivos hacia los más adecuados para mejorar la alimentación. Por su parte, los nuevos regadíos se encauzarían hacia la ganadería eficazmente estimulada por este procedimiento.