Resumen: Hoy, necesariamente, tenemos que enfrentarnos con la empresa como elemento de toda actividad productiva; la agricultura no es ninguna excepción, y la empresa agrícola debe procurar aproximarse lo más posible a la empresa industrial si quiere gozar de las ventajas de una técnica que pone en sus manos unos medios insospechados de producción. Ante esta evolución del mundo en las ideas económicas y de la técnica se hace un estudio de la situación de las empresas agrícolas españolas. Después de esta panorámica de la agricultura española, se estudia la empresa agrícola en el mundo occidental a través de los siguientes títulos: «La revolución agraria americana», «La revolución agraria inglesa» y «La revolución agraria italiana». De la comparación de las conclusiones sobre el estado actual de nuestra agricultura con las que se obtienen al examinar la evolución de la agricultura occidental en los veinticinco últimos años, se señalan las finalidades que debe perseguir nuestra política agraria, destacando como la primera la de romper las dificultades estructurales que ahogan e impiden el desarrollo de nuestra agricultura. Es necesaria una reforma agraria, profundamente transformadora del medio rural; hay que crear una abundante población rural no agrícola; el 46,1 de nuestra población activa agrícola hay que reducirla al 25 por 100 en un breve plazo. Pero una vez librado el campo del excedente de población, a los que queden hay que instalarlos definitivamente en forma estable sobre las tierras de la nueva agricultura, en la que es preciso cambiar profundamente al agricultor y dotarle de una estabilidad en las rentas.