Resumen: En este trabajo se destacan las diferencias entre «agricultura tradicional» y «agricultura ecológica», por un lado, que se presentan corno «vecinos distantes», y «agricultura convencional», por otro. El objetivo principal es demostrar que la agricultura tradicional posee con frecuencia una racionalidad ecológica que aporta información valiosa para el diseño de nuevos sistemas agroecológicos. Tres aspectos se consideran como similitudes básicas: diversidad biológica, control del proceso de producción y experimentación. Sin embargo, se afirma que entender esta racionalidad ecológica es un desafío para nuestra voluntad y para nuestra capacidad intelectual, puesto que, a veces, es difícil de captar. Esto se atribuye al hecho de que la agricultura ecológica -una reacción intelectual frente a la agricultura convencional- y la agricultura tradicional -producto de una articulación gradual entre hombre y medio ambiente- tienen orígenes históricos muy diversos. Esto supone que el vocabulario que manejan los agricultores tradicionales cuando se refieren a su sistema de uso del suelo es muy distinto del que manejan los agricultores ecológicos, más próximo al lenguaje científico. También se debate la relación entre productor y consumidor, otra de las diferencias entre la producción tradicional y la ecológica. Se argumenta que, mientras que la producción agrícola tradicional está bien integrada en la sociedad tradicional, la agricultura ecológica en la sociedad actual se enfrenta al problema de que los cuerpos de valores que generan las pautas de producción y consumo no se articulan, lo cual, por tanto, hace de la agricultura ecológica una empresa solitaria. Por tanto, cualquier cambio profundo de esta situación debería proceder de una revisión crítica de las actuales relaciones entre productor y consumidor.