Resumen: La realidad del campesinado en Extremadura, en comparación con otras regiones del sur de España donde ha predominado históricamente la forma latifundista de producción, es el resultado de un proceso histórico donde el segmento social relativo al colonato-aparcero, más concretamente en el caso yuntero, gozó de gran relevancia y protagonismo en la lucha por la tierra. A partir de esto, la estructura social de esta región no se define solamente por las dos grandes categorías típicas, terratenientes y jornaleros, que algunos estudiosos sólo han tenido en cuenta al identificar los actores sociales en la España agraria del sur, sino por un conjunto social más heterogéneo, donde estas categorías pretendidamente «independientes» del campesinado estuvieron articuladas a la dinámica de las grandes explotaciones durante sus formas de producción tradicional. El proceso de expulsión de los yunteros de las dehesas es anterior a la guerra civil, se aceleró durante la fase autárquica del franquismo y corno consecuencia de un incremento de la demanda de tierras para cultivar trigo por parte de los yunteros al restringirse la superficie de dicho cereal por parte de los grandes propietarios, que de forma sistemática violaban los planes del «laborero forzoso» y, por ende, forzaban la salida de aquéllos para llevar sus fincas directamente o arrendarlas. Este proceso, durante la década de los 50, se ve legitimado con la sustitución del modelo regido por el principio de la «soberanía del campesinado» por el de la «ideología del industrialismo agrario», que, en et caso de Extremadura, se traduce en aceptar una solución final para los yunteros, a pesar de los «esfuerzos» colonizadores, a través de su emigración masiva a los centros burocráticos-industriales.