Resumen: A través de sus dimensiones materiales y simbólicas, la propiedad de la tierra ha constituido un factor decisivo en la reproducción de la sociedad rural. La investigación realizada muestra que el reconocimiento de este papel de la propiedad no obliga a aceptar los argumentos propios del fundamentalismo agrario conservador, en el sentido de que son razones afectivas o psicológicas las que mantienen al agricultor apegado a la tierra. Aun cuando el discurso de los agricultores sobre la posesión de la tierra parece obedecer al peso de las motivaciones meramente ideológicas, los hechos muestran que son razones fundamentalmente económicas -en la doble perspectiva del productor y del jefe de familia- las que prevalecen en sus decisiones y en sus prácticas.