Resumen: Las comarcas serranas salmantinas tienen un carácter más montaraz que sus aledañas por sus condiciones ecológicas y por la peculiar trayectoria de los sistemas de explotación disertados por sus habitantes. Estas circunstancias no han propiciado, sin embargo, en el pasado la consecución de una identidad forestal en estas áreas, que han sufrido en las últimas décadas un intenso proceso de transformaciones. Entre las más evidentes de éstas nos encontramos con el espectacular incremento del terreno arbolado gracias a la regeneración natural de algunas masas y, sobre todo, a la política de repoblaciones. Esta situación se explica por la disminución de la presión sobre los recursos agrarios, por la potencialidad forestal de estos terrenos y por su ubicación en las cabeceras de las cuencas, entre otros, pero el esfuerzo repoblador, siendo intenso, no ha agotado las posibilidades de estas comarcas, que todavía cuentan con una superficie considerable susceptible de soportar explotaciones forestales productivas, y ello teniendo en cuenta criterios bastante restrictivos. Ahora bien, esta opción se ve menoscabada por determinados riesgos -los incendios- y por ciertos conflictos de intereses; en último término, la gran duda que resta es si la población serrana asumirá esta nueva cultura forestal.