Resumen: Como una auténtica técnica, el desarrollo comunitario no ha sido implantado en España más que experimentalmente, y nunca encajándolo en un proceso general de desarrollo. Es lamentable el poco conocimiento de la cultura (en sentido antropológico) de la población sobre la que se va a trabajar. Esto está motivado, principalmente, por el origen del técnico y por la poca extensión que han tenido en España los estudios de Antropología Cultural. La tradicional inexistencia de un cauce comunitario entre las aspiraciones y los deseos del pueblo, por un lado, y la de las ejecutivas, por otro, ha llevado a los sectores sociales más desposeídos a mirar con total falta de confianza a las instituciones políticas y administrativas. La superioridad con que el técnico suele dirigirse a la población sobre la que trabaja le hace inhibirse de las consecuencias posibles derivadas de su actuación. El problema ético, en modo alguno particular de España, es muchas veces objeto de un gran olvido; olvido que en muchas ocasiones es consciente.