Resumen: La caza es una actividad con un importante arraigo en la población extremeña, por razones histórico-culturales y otras de tipo estructural (propiedad de la tierra, aprovechamientos extensivos, despoblación...). En los últimos treinta años se produce un incremento considerable del número de cazadores (extremeños y foráneos), con un reflejo en la reducción de los espacios libres frente a cotos de caza mayor y menor. La consideración de Extremadura como espacio de ocio y el desarrollo de algunos núcleos extremeños como centros de servicio son algunas de las razones que lo explican. La caza mayor, desarrollada principalmente en los cotos privados, experimenta un especial auge como turismo ocio cinegético con la participación de cazadores foráneos. Los efectos de todo ello serán de tipo conceptual, espacial y en cuanto a los aprovechamientos (barreras físicas y jurídicas). Paralelamente los recursos que genera la caza, pese a no contarse con datos precisos, parecen ser elevados; hecho especialmente relevante en una región profundamente deprimida; pero que en escasa medida revierten a las zonas productoras o afectan a importantes estratos de población. La perspectiva de una posible Ley de Caza en Extremadura ha abierto un intenso debate político y social.