Resumen: El principio de paridad no es otra cosa que la voluntad de reintegrar la agricultura a la economía nacional que la rodea. No es válido el principio de «paridad de renta»; se ha de procurar una «paridad en las condiciones de trabajo». Dos sistemas se siguen para el cálculo de la paridad: el basado en el índice de precios y el que utiliza el principio de cobertura de gastos. El primero tiene la ventaja de su simplicidad y la posibilidad de manejar el material estadístico del que oficialmente se dispone; pero tiene, en cambio, los inconvenientes de que sólo parcialmente es representativo de la situación económica de la agricultura. Por estas razones se ha estudiado otro método, el de la «paridad de ingresos y gastos» que se basa no solamente en los precios, sino también el las cantidades producidas y utilizadas. La aplicación de este método permitiría que la agricultura pudiera beneficiarse del empleo de bienes de producción de coste elevado, al igual que la industria, lo que se traduciría en un aumento de la productividad y, por consiguiente, en la elevación del nivel de salarios.