Resumen: Las «vegas» de Madrid constituyen el espacio regado de mayor superficie y tradición en el ámbito de la Comunidad madrileña; son, por ello, un espacio adecuado para analizar y comprender la evolución de un regadío periurbano fuertemente afectado por el crecimiento del área metropolitana y por la competencia de la producción mediterránea. La vega del Tajo en Aranjuez pone de manifiesto el comportamiento cada vez más similar de grandes exploraciones y de las empresas campesinas, sometidas a presiones externas semejantes. El acentuado minifundio de la vega del Tajuña cuenta, además de con los problemas señalados para el valle del Tajo, con graves carencias de infraestructuras que una política de apoyo y difusión de regadíos debiera abordar en breve plazo.