Resumen: No podemos adherimos a algunas de las recomendaciones que se formulan en el Informe, ya que, por lo que respecta a las diferencias regionales, se aconseja que sean resueltas de forma que podemos calificar de indirecta, mediata, parcial y condicional, y por lo que se refiere a los sectores productivos se prevé que el agrícola siga retrasando con relación a los demás; lo que no es conforme con la tarea atribuida al Estado por el Fuero del Trabajo de perfeccionar el medio rural. No son aceptables los reparos que se hacen en el Informe a la labor del Instituto Nacional de Colonización, que trata de resolver simultáneamente problemas económicos y sociales. Hoy resulta anacrónica cualquier hostilidad contra la planificación, sobre todo si es indicativa. El Informe se opone a la multiplicación de los regadíos y, en general, no considera acertada la política seguida en España conforme a las directrices antes expuestas para la reforma social agraria, y propone soluciones alternativas que no pueden reputarse bastante para sustituir a aquélla. La política de reforma de explotaciones que se propone es insuficiente para conseguir una buena organización de éstas. La política económica general, y especialmente la política de crédito que se aconsejan, no parecen las mejores para el desarrollo agrario. El Informe contiene, no obstante, puntos acertados, entre los que destaca su favorable crítica de la concentración parcelaria, su inclinación por las cooperativas y su recomendación de que se desarrolle un mercado nacional de tierras.