Resumen: La evolución social ha supuesto una serie de cambios en el mundo rural, manifestándose principalmente en la transformación de la agricultura en empresa agroindustrial. Los cambios son notables a partir de la Segunda Guerra Mundial, no sólo en los métodos de producción, sino en la propia población que tradicionalmente se dedicaba a la agricultura. Pero esta transformación no es producto de una evolución lógica, sino de medidas políticas dirigidas. Es un hecho que la explotación familiar y el campesinado no han desaparecido, incluso en sociedades agrícolas tecnológicamente avanzadas. El pequeño agricultor se ha adaptado a la nueva necesidad y ha encontrado hueco para ello. Los responsables del desarrollo rural se encuentran frente a un reto, el de la distribución de dos estructuras, por una parte las pequeñas y por otra, las grandes explotaciones. Este documento trata uno de los aspectos menos investigados: la forma en que la estructura está cambiando y reflexiona sobre los efectos que puede tener en la naturaleza de la sociedad rural. El crecimiento de las empresas agroindustriales, con sus intereses y poder en el mercado, supone uno de los agentes más importantes que de forma indirecta está implicado en la reestructuración de la sociedad rural. Las zonas rurales han experimentado el denominado «crecimiento sin trabajo». La industria agraria forma una mínima parte de la actividad económica y social del área rural. La segunda revolución agrícola está lejos de haber terminado y el futuro de la sociedad rural puede ser muy diferente de lo supuesto hasta ahora.