Resumen: Aunque las diferencias entre las pequeñas comunidades rurales de los Estados Unidos impiden generalizar, el autor considera que todas tienen algo en común: la posibilidad de aprovechar mejor los recursos locales disponibles, para ampliar la gama de los servicios, sin sobrecargar la capacidad financiera local. Entre los recursos de que disponen las administraciones rurales, tal vez ninguno se haya ignorado tanto como la energía, el tiempo, las cualificaciones de las personas que forman parte de la misma administración. Después de ocuparse de esto, el artículo concluye que es posible y deseable transformar varios recursos humanos en recursos institucionales, mediante la utilización inteligente de voluntarios, del personal existente y de los cargos electos. Estos últimos serán los protagonistas de la acción, puesto que tienen tanto la responsabilidad como la autoridad de movilizar a los demás para tareas comunes. En esencia, el mensaje es que existe un gran potencial en la capacidad de las comunidades rurales para autogobernarse; y una inherente riqueza que puede resistir la conmoción del cambio en el sistema intergubernamental.