Resumen: Este trabajo se centra en el papel que desempeña el uso de nuevas técnicas agrícolas que supongan un ahorro en el consumo energético de la agricultura. Aunque el consumo energético de la agricultura es bastante reducido, en comparación con otros sectores, las medidas para ahorrar energía podrían tener una importante incidencia en la economía del agricultor. La investigación de nuevas técnicas se centra principalmente en el uso y la racionalización de carburantes y fertilizantes, las dos actividades que consumen más energía en la agricultura. Entre las nuevas técnicas, el autor señala las grandes posibilidades que presentan los cereales, mediante prácticas de mínimo laboreo, e incluso de no laboreo o siembra directa, que permiten un considerable ahorro de energía, y al mismo tiempo no suponen una disminución importante de los rendimientos en comparación con los sistemas convencionales. También es importante, desde el punto de vista del ahorro de energía, la introducción en algunas explotaciones de digestores, que producen a partir de los residuos de los cultivos la energía que se consume en la propia explotación. Finalmente, el autor resalta el papel que desempeñan los balances de energía, que proporcionan indicadores para evaluar la incidencia energética sobre un cultivo concreto de las distintas prácticas culturales, con independencia de sus resultados económicos.